sábado, 28 de abril de 2012

EL CLERO Y LA REVOLUCIÓN CUBANA. Un pequeño fragmento de la investigación escrita por el historiador Francisco González del Valle. Por Julio Soto Angurel


EL CLERO Y LA REVOLUCIÓN CUBANA
Un pequeño fragmento de la investigación escrita por el historiador
Francisco González del Valle
Por
Julio Soto Angurel

A modo de epílogo en su extraordinaria investigación histórica titulada EL CLERO Y LA REVOLUCIÓN CUBANA, el historiador y padre de la investigación histórica don Francisco González del Valle, insertó estos extraordinarios párrafos al final de su obra, que a continuación copio para que sean conocidos.

“Porque no es cierto que el sacerdote católico-romano tenga por patria el mundo y por única madre la Iglesia; él es un ciudadano como otro cualquiera, que ama a su familia y el paí en que nació, y cuyos intereses defiende en primer término porque la existencia de una iglesia y de un clero universales es una idea forjada en las soledades del Vaticano, que los hechos han destruido por completo; pues hay iglesias locales, con intereses propios, particulares, distintos y contrarios muchas veces a los de Roma, pero que ésta atiende, casi siempre, para evitarse conflictos que puedan mermar su autoridad y respeto. Porque el sacerdote o ministro, cualquiera que sea el credo religiosos en que milite, ama su patria antes que su iglesia, y obedece a Roma si ésta defiende o protege sus intereses nacionales. Porque el sentimiento de la patria es más fuerte, más vital, tiene una raigambre más profunda en la naturaleza humana, que el sentimiento religioso; lo que hace que éste no pueda ser divorciado de aquél; y si se pretende, el primero reclama sus fueros, se impone.
La actitud adoptada por la Iglesia española, aplaudida y aprobada por el Papa, durante nuestra última guerra de independencia, ¿no es una prueba de que Roma sigue la conducta que los gobiernos políticos de las naciones señalan a sus respectivas iglesias y súbditos? Por ser Cuba, entonces una colonia y no tener gobierno propio, el Sumo Pontífice no se creyó en el deber de protestar, siquiera, de las medidas inhumanas que la católica España tomó para exterminar a los cubanos; de condenar, mandándole al índice, el libro en que un sacerdote español, Pbro. Juan Bautista Casas, prescribía mejores medios que los de Weyler para acabar pronto la guerra separatista; de oponerse a que los templos de la Isla fueran convertidos en cuarteles y fuertes; de suspender o inhabilitar, de acuerdo con el derecho canónico y la doctrina cristiana, a los sacerdotes españoles peninsulares que pelearon con las armas en la mano y mataron cubanos, obteniendo por ellos cruces y honores militares; de enviar, en fin, una dádiva tan solo, para aliviar la miseria de los pacíficos habitantes de Cuba que morían de hambre, en los pueblos y ciudades, en virtud del decreto de Reconcentración.
Pero hoy no hay pretexto alguno que aducir; ya es tiempo de que la Iglesia católica de Cuba deje de ser española; de que su clero y sus prelados estén identificados con nuestra historia y sientan amor por la Patria; y de pedirle, y hasta exigirle a Roma ─que no nos ha querido oír todavía─, que la Iglesia de Cuba se constituya de acuerdo con las conveniencias y los intereses políticos y sociales de la República.”
                                                                                               Francisco González del Valle.
Cuba Contemporánea. La Habana, 27 de junio de 1918. Tomo 18, No. 2, Oct. 1918.

Hasta aquí este pequeño pero dramático y aleccionador documento que muestra lo anticubana, colonialista y esclavista que fue la Iglesia Católica que oprimía, sojuzgaba manipulaba y sometía a las masas cubanas.
Francisco González del Valle brinda con detalles listas tal vez no del todo completas de curas españoles y cubanos que eran rabiosamente colonialistas y que apoyaban a la Corona Española muchos de ellos con las armas en la mano.
Hubo muchos sacerdotes católicos de horca y cuchillo contra los combatientes independentistas cubanos.
Tuvimos curas católicos cubanos y también pastores protestantes que ayudaron con una  gran lealtad y desinterés enorme, la causa de la emancipación y la libertad de nuestra isla del yugo español.
Por eso a modo de tributo quiero nombrar solo a tres sacerdotes en representación de los otros que iré mencionando poco a poco en otros relatos de esta investigación histórica que espero no me desaparezcan, para rendirle mi apoyo e inmenso respeto a hombres de gran calibre que con su ejecutoria y sacrificio de cubanos patriotas y religiosos lo dieron todo por una Cuba, que perdemos definitivamente, porque los imperios regresaron para retomarla el primero de enero de 1959 poniendo a sus agentes encubiertos y me refiero a la familia de los Castro Ruz y todo su grupo de apoyo.
Padre Ricardo de Arteaga y Montejo, extraordinario patriota. Fue tio del Cardenal Manuel Arteaga (otra cosa).
Padre Diego José Batista que fue el cura de Bayamo mi pueblo natal. Le brindó un Te Deum majestuoso a Carlos Manuel de Céspedes y bendijo la bandera libertadora de Bayamo. Fue inmediatamente denunciado, los españoles lo metieron preso y lo llevaron para la ciudad de Santiago de cuba muriendo en confinamiento el 14 de febrero de 1876 privado de todo y hambriento.
Padre Manuel José Dobal y García, insigne patriota que propuso la separación de la Iglesia cubana de Roma. Tengo su foto publicada en mi muro de Facebook.
Gloria eterna y respeto a ellos.
Respetuosamente:
Julio Soto Angurel jusoan1@hotmail.com
Cliffside Park, New Jersey. 07010. USA.
Jueves 15 de marzo de 2012.

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